lunes, 21 de junio de 2010

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ESCUELA SECUNDARIA TECNICA #5 ING.GENARO REYNA SOTO

Mi libro electrónico


 


 


 

INTEGRANTES DEL EQUIPO:

MARIA JOSE

MARTHA ELBA

KEILA DANIELA


 

NOMBRE DE LA MAESTRA:

ROSA MARIA CONTRERAS RODRIGUEZ

El pequeño kay y la pequeña Gerda eran vecinos y se querían mucho. Vivían en un país del norte, donde hay estaciones. Durante el verano, los dos jugaban entre las flores del parque. A Gerda le encantaban las rosas.


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 

En el invierno, la abuelita de kay les contaba historias sobre la reina de las nieves. Los niños escuchaban junto al fogón, llenos de miedo.

Su corazón es frío como el hielo. Y por donde pasa, todo lo congela – les decía. Una noche, el viento abrió una ventana de la casa. La nieve envolvió el rostro de kay y un pedacito de hielo se le incrustó en el ojos. El pedacito de hielo se le bajo al corazón y se lo conjelo.


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 

Al otro día, el niño no quiso jugar con su amiga. Se fue solo a montar nen su trineo y entonces vio algo maravilloso. Una señora blanquísima, con una corona de plata, atravesaba la plaza sobre un trineo inmenso. Era muy, pero muy hermosa.

-¿Puedo jugar contigo?

- le pidió kay, encantado.

La mujer le sonrio. Le dio un beso friísimo y lo subió a su trineo.Kay se olvido así de Gerda y de su abuela y nadie lo vio más en el pueblo.


Gerda lloro todo el invierno. En primavera, le regalaron unos zapatos rojos, pero ella siguió triste.

Un día, bajo hasta el río y le dijo: ¿Dónde esta kay? Dimeli y te dare mis zapatos nuevos.

Entonces, bio una barca en la orilla.

Se monto en ella y la corriente la arrastro. La niña se puso a gritar, pero al rato se tranquilizo. Tal vez me lleve a donde kay, pensó y arrojo sus zapatos al agua


 


 


 


 


 


 

Pronto, llego a una casita con un techo de paja. En ella, había una anciana con un sombrero rojo. La pobre vivía muy sola en su casita.

-No, mi niña no he visto a tu amigo – dijo la anciana cuando oyó su historia-. Pero ven, entra y come algo.

Gerda aceptó un plato de cererzas. Y mientras se lo comia la señora la peinaba. En realidad, era una bruja y con su peinilla mágica le quito sus recuerdos. Gerda se olvido de kay y se quedó con la señora.



 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 

Una mañana de sol, Gerda arreglaba un florero. Beso una de las rosas y entonces se acordó de su amigo. Se escapó corriendo de la casita y en el camino, le preguntó a un cuervo si había visto a kay.

-¡Crua!- graznó el cuervo -. Vi a un niño parecido a ti. Muy apuesto, si,y se casó con una princesa.

A gerda le dio mucha risa.

¡Kay convertido en príncipe! Y le pidió al cuervo que la llevara al palacio de la princesa.



 


 


 


 


 


 


 


 

Cuando llegaron, GErda subió a la cámara real. Pero al ver al príncipe, rompió a llorar. Lloro tanto, que despertó a los dos esposos.

-¿Qué te sucede, querida?- preguntó la princesa. La niña les conto sobre kay y ambos quisieron consolarla. La princesa le regalo su vestido mas bonito. El príncipe le dio una carrosa dorada para que encontrara mas rápido a su amigo.



 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 

Viajando, llegó a un bosque muy obscuro. Su carrosa resplandecía entre los árboles.

De repente, aparecieron unos bandidos. La sacaron del carruaje y la encerraron en su cabaña, para que hiciera el haceo. – Tienes un vestido muy lindo- le dijo la hija del jefe de los bandidos. Y ambas se hicieron muy amigas.
Una noche,Gerda le contó su historia desde la ventana, una paloma y un reno también la escuchaban.



 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 

-¡Yo he visto al pequeño kay!

- interrumpió la paloma-.

Viajaba rumbo a laponia.

¡Brrr, con la reina de las nieves! ¡Yo nací allá! – exclamó el reno-. Si quieres, puedo llevarte.

Gerda no cabia en si de la emoción. Prometió darle su vestido nuevo a la hija del jefe, si la dejaba escapar. La joven acepto y esa noche, le abrió la puerta a escondidas de su padre – llevala a Laponia- le dijo al reno-. Y cuidala mucho, que es mi amiga.



 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 

Cuando llegaron a Laponia, todo era blanco y frío.

-¡Mira alli! – gritó gerda y señalo una montaña de cristal. era el plació de la reina de las nieves. Kay trabajaba adentró, como un esclavo. Tenia que sacarle brillo a los pisos de hielo mientras la reina viajaba por el mundo arrojando nieve. -¡Aquí estoy, Kay, soy yo! – dijo Gerda al entrar al palacio, pero kay no dijo nada. Ni siquiera le sonrió.



 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 

A pesar del recibimiento, Gerda lo abrazo y lloro de contento.

Y sus lagrimas acabaron por derretir el hielo en el corazón de Kay.- ¡eres tu gerda! ¡Soy libre!- dijo al fin el niño. Los dos bailaron y cantaron de felicidad. El reno se los llevo y por donde pasaban, el sol brillaba y derretía la nieve. Y cuando llegaron a su pueblo, las rosas florecían en el parque. Y era verano, un hermoso verano.


 

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